martes, 18 de febrero de 2014

Intervención Arqueológica en el Castillo de Utrera. La protohistoria. Parte III

Protohistoria. Tartessos en el Cerro del Castillo (Fase IV)
                                                                                             
1) Los algo más de 3 m de estratos calcolíticos aparecen sellados por una gruesa capa de unos 25 cms de grosor perceptible en los sondeos 1 y 2, alcanzando una longitud mínima de 6 m. Viene representada por las UUUEECC 108 y 204 y se forma por una mezcla más o menos homogénea de cal, tierra y gravilla. Sobre la misma hallamos la estructura UEC 202 construida con mampuestos de piedras de tamaño medio dispuestos de forma ordenada unidos con argamasa de barro. Conserva unos 2,75 m desde su base hasta el coronamiento. Se trata de una estructura maciza que se mete hacia el patio de armas al menos 50 cm y ligeramente ataludada al exterior. No se ha podido precisar la cronología debido fundamentalmente a las dificultades para adentrarnos con nuestra excavación al interior del patio de armas. No obstante, se puede barajar la siguiente hipótesis: aparentemente podría tratarse de un baluarte o torre maciza. Debido a la caída de la muralla del castillo en los años 30 del siglo XX los rellenos asociados a este posible baluarte se perdieron, quedando visible una pequeña parte del mismo. Posteriormente fue colmatado por los rellenos y escombros de cronología contemporánea. En tanto se monta sobre potentes niveles calcolíticos, su datación podría relacionarse con la que denominamos Fase IV (Utrera IV) formada por niveles protohistóricos que se podrían extender desde el siglo VII a.C hasta el II a.C. Esta fase IV se observa con claridad al interior del castillo, en el patio de armas, justo en la zona interna a la fortaleza donde se podría ubicar la UE 202. De tal modo, se puede especular con una cronología protohistórica, formando parte - quizás - de un oppidum sobre las cimas más elevadas de la actual Utrera.


2) Junto a este baluarte se detectó en el sondeo 1 una estructura de tendencia semicircular (UEC 103) muy afectada por la construcción del castillo medieval y que probablemente forme parte de la poliorcética del recinto prerromano que tratamos de analizar. Aunque no se pudo relacionar con la gran capa de cal y tierra UUEECC 108 y 204 (por motivos de seguridad, al amenazar la ladera un posible derrumbe) que debió servir como base a esta fortaleza, pensamos que los restos de esta posible torre se asientan igualmente sobre esta gran capa. La UEC 103 se construye con piedras irregulares, fundamentalmente calizas de tamaño mediano, y unidas con argamasa de barro, conservando en torno a 1,25 m en planta y entre 0,5/1 m de altura. Esta construcción, seccionada en gran parte por un depósito de cal vinculado a la construcción del castillo, se edifica con la misma técnica edilicia que el baluarte UEC 202 con la que comparte igualmente la cota a la que se construye. El relleno que se asocia a la UEC 103 contiene cerámica muy diversa, destacando un fragmento de cerámica a mano calcolítica, un fragmento carenado de vaso campaniforme y un fragmento de cerámica a torno pintada que, aparentemente, fecha estas estructuras dentro de la protohistoria de la campiña.


3) La información que se obtuvo al interior del patio de armas procede de los estratos turdetanos aparecidos en los microsondeos 1, 4 y 5. Estos pequeños cortes se realizaron para indagar en las cimentaciones de los distintos lienzos de la fortaleza medieval, por lo que una vez reconocidas aquellas dábamos por terminado la excavación. No obstante, se exhumaron algunos niveles deposicionales que deben ser fechados con seguridad a fines de la fase turdetana del cerro del castillo. En el microsondeo 1, junto al muro sur de la fortaleza medieval se halló un grueso relleno arcilloso de tonos amarillentos (UED 1003) cortado por la cimentación que contenía materiales principalmente cerámicos fechados entre los siglos VI-IV a.C. Este depósito apareció a -0,30 m de profundidad alcanzando la cota relativa de -1,20 m. En el costado sur se abrió un nuevo corte (microsondeo 4) donde se hallaron unidades plenamente turdetanas hacia los -1,40 m bajo rasante, cortadas por distintos capítulos medievales. Las cerámicas, asociadas a un estrato de combustión, tenían una cronología diversificada, pudiendo hallarse alguna pieza de cerámica gris Occidente cuya fecha oscila entre los siglos VII-VI a.C y un fragmento de campaniense A de los siglos III-II a.C. A escasos metros al noroeste, en el denominado microsondeo 5, se detectaron nuevos niveles turdetanos a -1,10 m bajo la rasante, con materiales fechados entre los siglos VI-IV a.C.




4) La vajilla estudiada nos sitúa el hábitat protohistórico entre los siglos VII y III a.C. La pieza de mayor presencia es el vaso denominado urna, con perfil exvasado y borde vuelto hacia fuera, por lo general decorada con líneas de color rojo vinoso o incluso negro, tipología que suele perdurar incluso en época altoimperial. No obstante, las muestras del castillo de Utrera apuntan a una cronología temprana, en torno a los siglos VI-V a.C, si no antes. Algunas de las piezas presentan serias similitudes con los de la Cruz del Negro (Carmona), urnas éstas que fueron fechadas en el siglo VII a.C en un contexto plenamente fenicio. Estas piezas tienen una función amplia, pudiendo usarse tanto para el almacenamiento de líquidos o alimentos como para recoger cenizas funerarias. Junto a estas piezas, tenemos bien representadas las formas abiertas de platos y cuencos. Esta vajilla, cuyo uso se asocia al servicio o al consumo directo de alimentos está por lo general decorada mediante líneas paralelas al exterior, presentando al interior líneas concéntricas de tono rojizo. Entre esta vajilla de mesa destaca la presencia de la serie gris occidente cuya fecha se asocia al momento orientalizante. Los grandes lebrillos o vasos de cuello estrangulado y la vajilla de cocina completan básicamente el repertorio cerámico doméstico.

Mención especial para las ánforas. Si bien la cerámica recogida apunta a una fecha más propia del Hierro I (orientalizante, Bronce Reciente III de Pellicer…) y II (Ibérico Inicial y Pleno…), entre los siglos VII-IV a.C (similares a la estudiada por Concepción Florido procedente de la C/ Cristo de los Afligidos) el material anfórico parece fecharse en torno al siglo III a.C (al menos las cuatro piezas estudiadas), que debe corresponderse con la presencia en el cerro de cerámica campaniense A de importación.

5) De todo esto se colige que el solar de la actual Utrera estaría ocupado por un hábitat prerromano que debe bascular entre los siglos VII y, al menos, el III a.C. Aunque la mayor parte de las cerámicas recogidas responden a una tipología clásica en torno a los siglos VI-IV a.C, con paralelos claros en el Cerro Macareno (La Rinconada) o Montemolín-Vico (Marchena), la presencia de cerámica gris, cuya cronología puede alcanzar hasta el siglo VII a.C, y la presencia de cerámica campaniense A (siglos III-II a.C) permite ampliar el abanico cronológico. La presencia de un posible oppidum (¿una de las 200 ciudades que menciona Estrabón?) parece confirmarse con el hallazgo de las estructuras amuralladas que se han fechado en época protohistórica. Este tipo de murallas abalaurtadas tiene algunos precedentes en Andalucía occidental. En la campiña de Jerez tenemos el yacimiento de origen fenicio del Castillo de Doña Blanca que ha sido fechado en torno a los años 730-720 a.C. Su primera fortificación se realiza mediante bastiones ataludados de tendencia semicircular sobre un suelo de arcilla roja y piedras compactadas. Los bastiones se realizan con mampostería de piedras irregulares con argamasa de arcilla. Otro ejemplo se encuentra en Tejada la Vieja (Huelva), cuya muralla es bastante similar a la fenicia de Doña Blanca o en el Viso del Alcor (Sevilla), en el sitio conocido como la Tablada. Si consideramos que estas estructuras se fechan en época orientalizante, podemos pensar que la datación de la existente en Utrera no debe andar muy lejos del siglo VII a.C, precisamente la fecha protohistórica más antigua que se ha podido confirmar en el cerro del castillo: la cerámica gris occidente/orientalizante/ampuritana ha sido fechada tradicionalmente en torno a los siglos VII-VI a.C, aunque en yacimientos como Acinippo ha sido datada hacia la primera mitad del VIII a.C, en torno a la aparición fenicia en Andalucía. En cuanto al abandono del hábitat, a modo especulativo se puede hacer coincidir con los sucesos del siglo III a.C en relación a la II Guerra Púnica y la llegada de los ejércitos romanos. Eso podría explicar que en Utrera no se consolidara una ciudad romana (¿apoyaron los protoutreranos a los bárquidas frente a los romanos y ese hecho provocaría el abandono y destrucción del oppidum utrerano?).

6) En cuanto  a la extensión del oppidum, y con los datos que tenemos tras las distintas intervenciones realizadas en el Conjunto Histórico de Utrera, podemos decir lo siguiente:

- Parece bastante claro que al menos en el cerro del Castillo se implantó un recinto fortificado en torno al siglo VII a.C que se construiría al menos durante todo el promontorio en el que se erigiría posteriormente el castillo medieval, sin que se deba descartar su extensión por toda la loma que durante el siglo XIV se convirtió en la Utrera originaria y primera cerca de la ciudad.
- El hábitat turdetano se extiende por la loma sur del conjunto histórico, con evidencias junto a Santa María y en el parque del Muro. De la intervención realizada junto a este parque a fines de 2011 para la implantación de contenedores de residuos urbanos se observaron niveles deposicionales protohistóricos entre los -1/-2 m bajo la rasante. Asímismo, la excavación realizada en 1979 por el Museo Arqueológico Provincial (F. Fernández, D. Oliva y M. Puya) en la C/ Cristo de los Afligidos, junto al parque mencionado, se interpretó como un testar vinculado a un cercano alfar fechado entre los siglos VI-V a.C. Durante la redacción del Plan Especial, Pedro Pérez Quesada y Fernando Amores plantearon como hipótesis una ocupación de las lomas de Santa María y el Muro con una funcionalidad relacionada con actividades artesanales, productivas o de almacenamiento.



7) Utrera, y su oppidum, se sitúa en el norte de su campiña, en las últimas estribaciones del paisaje alomado que enlaza con los valles del Guadaira y Guadalquivir con un terreno amesetado que ocupa parte de los actuales términos municipales de Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira. Esta situación le ha permitido históricamente, como ya se ha mencionado, ser una zona de tránsito o de paso obligado para acceder a espacios diferenciados como la sierra norte de Cádiz, Jerez o la paleodesembocadura del Guadalquivir. En época protohistórica esta situación debió ser ventajosa para la implantación en la actual Utrera de un asentamiento de cierta entidad. Si consideramos que las actuales veredas fosilizan en parte los caminos históricos podemos pensar en las siguientes rutas que comunicarían los principales centros prerromanos del entorno de Utrera:

- La actual carretera de Las Alcantarillas o Cañada Real de Las Cabezas enlaza Utrera con el mar o con el Golfo o Lago Ligustino, en cuya orilla oriental se ubicaban hábitats protohistóricos como Nabrissa o el cercano asentamiento de Motilla Alta, junto a la Via Augusta (conocida en época prerromana como camino de Hércules).

- Siguiendo la misma trayectoria suroeste-nordeste y pasando por Utrera se llega a la Cañada Real de Carmona, ruta principal hacia los hábitats protohistóricos de los Alcores, con cabecera al nordeste en Carmo y al suroeste en el Gandul (¿Irippo?).

- Al oeste, siguiendo el valle del Calzas-Anchas, discurre la Cañada Real de Los Palacios a Carmona que enlaza directamente con la Torre de los Herberos (Orippo) y la paleodesembocadura del río en el estrecho de Coria.

- Al oeste/sudeste, por la CR de Morón se accede a la Sierra de Morón y posiblemente a Lucurgentum, bordeando el río Guadaira.

- Uno de los caminos de los que no debe haber demasiadas sospechas sobre su existencia durante el I milenio a.C es la actual A-375, que tras dejar atrás el oppidum de Salpensa (a unos 6 kms de Utrera) enlaza con la Sierra de Grazalema y Ronda.

- Al sur de Utrera, la gran densidad de asentamientos propone una oferta más variada de caminos que debieron ser usados durante este momento. El camino de los Palos o Vereda de Higueralejo conduce a los valles de los arroyos Sarro y Salado, donde se encuentran importantes asentamientos que deben vincularse a Salpensa-El Casar. La Cañada Real de Ubrique a Sevilla se bifurca para entrar en el valle del Salado junto a Siarum-Torre del Águila por un lado, para enlazar con las campiñas de Jerez por la N-IV, discurriendo junto a Ugia-Torres Alhocaz.

- Los caminos al norte y al este, aunque debieron existir, no se encuentran jalonados por la presencia de yacimientos turdetanos. De hecho, prácticamente no existen evidencias de asentamientos históricos en toda el área que ocupa el margen norte y este de Utrera, empezando a aflorar aquellos una vez entrado en las lomas que bordean la ciudad de Dos Hermanas, el valle del Guadaira o el valle del Corbones, al este.

Por último, y para completar esta síntesis del poblamiento turdetano en la campiña de Utrera hacemos referencia a la presencia de cerámicas grises Este tipo de vajilla, que ha sido interpretada como una posible evidencia de la influencia fenicia en las comunidades del bronce tartésico andaluz occidental se fecha, como hemos mencionado, entre los siglos VII-VI a.C, con posibles antecedentes en la octava centuria. De los datos obtenidos durante la Redacción de la Carta Arqueológica de Utrera (Pérez Quesada, Hormigo Aguilar), fuente de la que estamos tomando gran parte de la información que hacemos observar, tenemos que la dispersión en el entorno de Utrera de la cerámica gris occidente se limita a su dispersión en el entorno de las rutas principales que enlazan la marisma, Salpensa y Siarum, a lo que hay que añadir la ruta transversal oeste-este que comunica Salpensa con el río. De ello se colige que este novedoso estilo artefactual (vajilla a torno bruñida de color gris) se relaciona con las principales vías que comunican los principales asentamientos (conclusión similar a la dispersión de los vasos campaniformes).





No hay comentarios:

Publicar un comentario